
La fotografía es una interpretación subjetiva de la realidad. Es observación, intuición, espontaneidad y creatividad. Es un Universo de colores, matices, formas, texturas, luces y sombras, la magia de detener el tiempo e inmortalizar un instante. Una buena foto ha de tener sentimiento, transmitir una emoción. Ha de verse antes con el corazón, que con la cámara. A veces interviene el azar, esa oportunidad irrepetible e inesperada, que nunca se debe desperdiciar. Es descubrir la "belleza del paisaje inadvertido”, ese mundo fantástico de lo inapreciable, que suele pasar desapercibido. Lo más interesante no está siempre en un plano general, espectacular y grandioso, sino en lo más pequeño, en el más humilde detalle que nunca reclama la atención de nadie. En cualquier caso, la esencia de la fotografía no reside en el acto reflejo de apretar el disparador de la cámara, o tener ciertos conocimientos básicos en la materia. Tampoco sirve de mucho disponer del mejor equipo del mercado, si falta el hechizo y la capacidad de asombro en la mirada.
José Luis Díaz Segovia
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